viernes, 4 de noviembre de 2011

La diversidad

El otro

La diversidad cultural es un factor de vital importancia a la hora de definir nuestra postura hacia lo que respetamos y creemos.

Entendemos como diversidad a la variedad de diferencias que existen entre personas o países. En tanto, “cultural” se refiere a los antecedentes, costumbres y creencias que contribuyen al entendimiento del mundo por una persona.

Nuestra escuela, en especial nuestra aula, es una gran oportunidad para que nuestros alumnos se desarrollen, interactúen y aprendan en un ambiente multicultural.

En la era de las comunicaciones, y con todos los adelantos tecnológicos que nos rodean (celulares, mails, internet, fotografía digital, etc.), proponemos replantear o analizar las diferentes maneras que tenemos de comunicarnos con el otro, que es partícipe de un ambiente multicultural.



Actividad



Ø Escribí en el pizarrón, junto a tus compañeras, las diferentes maneras que existen hoy en día de comunicarnos entre nosotros: “Ahora…”

Ø ¿Te imaginás cómo eran las comunicaciones en 1.492?

El encuentro con el otro

Vamos a formar dos grupos enfrentados. Trabajaremos en parejas.

Ø A manera de presentación, simplemente decí tu nombre y deletréalo lentamente. En tanto, tu compañera dirá su nombre usando solo las vocales del mismo.

Ø Cambio de roles.



Extensión

Ø Probá decir tu nombre, presentándote ante los demás, utilizando sólo las consonantes del mismo. ¡Inténtalo!



Los nombres de las cosas

¡Qué difícil es explicarle a alguien que habla otro idioma el nombre de las cosas más simples!

Ø Recorré el aula señalando y renombrando, en voz clara y alta, cada elemento que encuentres en ella. (Ejemplo: borrador/mesa; tiza/enchufe).Así, le podremos cambiar el nombre a todos los elementos del aula.

Extensión

Ø ¿Te animás a inventar una historia breve cambiándole el nombre a los elementos? Es difícil, pero muy divertido.

Memoria visual

El encuentro entre dos culturas cambió definitivamente la historia del mundo. ¡Qué distintos que son, qué distintos que somos!

Ø Elegí un compañero y miralo de arriba  abajo, memorizando cada parte de su cuerpo y cada prenda que lleva puesta.

Ø Ahora, cerrá los ojos (o podés utilizar una venda). En este momento, mi compañero se sacará una prenda  o la cambiará por otra.

Ø Al abrir los ojos, debo mirar y reconocer qué prenda se cambió mi compañero.

Extensión

Ø Utilizando el mismo ejercicio, con los ojos cerrados describí, lo más detalladamente posible, cada prenda de nuestro compañero (color, forma, si tiene dibujos, aros, etc.). ¡A prestar atención!

Ø Consejos

Ø Que participemos como docentes en cada consigna favorece el vínculo alumno-docente, docente-alumno.

Ø El buen humor, los aplausos y la risa están permitidos. ¡Nunca te olvides de utilizarlos!




lunes, 31 de octubre de 2011

Actividades para trabajar en la semana de los valores

En el mes de noviembre, vamos a estar celebrando una semana muy especial: la semana de los valores. Los invitamos a desarrollar una serie de actividades que tienen como objetivo conocer, reflexionar y vivenciar los valores en el aula.

Cuando los valores guíen nuestras actitudes y comportamientos, nuestra vida es más placentera y saludable; por eso es que, en el aula, debemos promoverlos para que todos puedan tener la oportunidad de practicarlos cada día y se conviertan en hábitos que trasciendan las puertas de la escuela.

“Si haces planes para un año, siembra arroz. Si los haces por dos lustros, planta árboles. Si los haces para toda la vida, educa un     niño”. Proverbio chino.

Secuencia de actividades

·       Presentar el calendario mensual. Leer el verso y las palabras que acompañan a la imagen.

·       Realizar una lluvia de ideas a partir de la siguiente pregunta:¿Qué son los valores?.

·       Registrar las respuestas por escrito.

·       Escribir una lista de los valores que los chicos creen que son importantes y que les ayudan a portarse bien en la escuela y en su casa.

·       Entregar a cada alumno y a cada alumna una hoja A4 con el nombre de un valor.

·       Con los trabajos de todos, vamos a formar un álbum de imágenes para incorporar a la biblioteca de la escuela.

·       Elegir un  valor para cada día hábil del mes. Al comenzar la jornada vamos a recordar el valor del día, colocando su nombre en un cartel que esté a la vista de todos los alumnos. Al terminar el horario escolar, se evaluará si el grupo actuó en función de ese valor. Luego le entregaremos a cada alumno un certificado de cumplimiento.



                    LOS VALORES

QUE TODAS LAS SEMANAS DEL AÑO

SEAN LA SEMANA DE LOS VALORES,

PORQUE VIVIR CON ELLOS

NOS HARÁ MUCHO MEJORES.



LOS VALORESNSON UNIVERSALES,

BENEFICIAN A LA HUMANIDAD.

LOS NECESITAMOS A TODOS

PARA CONVIVIR EN PAZ.



LIBERTAD PARA ELEGIR

CON RESPONSABILIDAD.

COMPROMISO Y COMPRENSIÓN,

MUCHA GENEROSIDAD.



SON MUY BUENA LA PACIENCIA

Y LA SENSIBILIDAD.

ES UN SOL EL OPTIMISMO

Y OTRO SOL ES LA AMISTAD.



Una pócima secreta,

Que nos dé felicidad,

Debería tener respeto,

Empatía y lealtad.



Que todas las semanas del año

Sean la semana de los valores,

Porque vivir con ellos

Nos hará mucho mejores.

viernes, 21 de octubre de 2011

El pequeño bosque junto al mar

Había una vez un pequeño poblado separado del mar y sus grandes acantilados por un bosque. Aquel bosque era la mejor defensa del pueblo contra las tormentas y las furias del mar, tan feroces en toda la comarca, que sólo allí era posible vivir. Pero el bosque estaba constantemente en peligro, pues un pequeño grupo de seres malvados acudía cada noche a talar algunos de aquellos fuertes árboles. Los habitantes del poblado nada podían hacer para impedir aquella tala, así que se veían obligados a plantar constantemente nuevos árboles que pudieran sustituir a los que habían sido cortados.


Durante generaciones aquella fue la vida de los plantadores de árboles. Los padres enseñaban a los hijos y éstos, desde muy pequeños, dedicaban cada rato de tiempo libre a plantar nuevos árboles. Cada familia era responsable de repoblar una zona señalada desde tiempo inmemorial, y el fallo de una cualquiera de las familias hubiera llevado a la comunidad al desastre.
Por supuesto, la gran mayoría de los árboles plantados se echaba a perder por mil variadas razones, y sólo un pequeño porcentaje llegaba a crecer totalmente, pero eran tantos y tantos los que plantaban que conseguían mantener el tamaño de su bosque protector, a pesar de las grandes tormentas y de las crueles talas de los malvados.


Pero entonces, ocurrió una desgracia. Una de aquellas familias se extinguió por falta de descendientes, y su zona del bosque comenzó a perder más árboles. No había nada que hacer, la tragedia era inevitable, y en el pueblo se prepararon para emigrar después de tantos siglos.
Sin embargo, uno de los jóvenes se negó a abandonar la aldea. “No me marcharé”, dijo, “si hace falta fundaré una nueva familia que se haga cargo de esa zona, y yo mismo me dedicaré a ella desde el primer día”.


Todos sabían que nadie era capaz de mantener por sí mismo una de aquellas zonas replantadas y, como el bosque tardaría algún tiempo en despoblarse, aceptaron la propuesta del joven. Pero al hacerlo, aceptaron la revolución más grande jamás vivida en el pueblo.


Aquel joven, muy querido por todos, no tardó en encontrar manos que lo ayudaran a replantar. Pero todas aquellas manos salían de otras zonas, y pronto la suya no fue la única zona en la que había necesidad de más árboles. Aquellas nuevas zonas recibieron ayuda de otras familias y en poco tiempo ya nadie sabía quién debía cuidar una zona u otra: simplemente, se dedicaban a plantar allí donde hiciera falta. Pero hacía falta en tantos sitios, que comenzaron a plantar incluso durante la noche, a pesar del miedo ancestral que sentían hacia los malvados podadores.


Aquellas plantaciones nocturnas terminaron haciendo coincidir a cuidadores con exterminadores, pero sólo para descubrir que aquellos “terribles” seres no eran más que los asustados miembros de una tribu que se escondían en las laberínticas cuevas de los acantilados durante el día, y acudían a la superficie durante la noche para obtener un poco de leña y comida con la que apenas sobrevivir. Y en cuanto alguno de estos “seres” conocía las bondades de vivir en un poblado en la superficie, y de tener agua y comida, y de saber plantar árboles, suplicaba ser aceptado en la aldea.


Con cada nuevo “nocturno”, el poblado ganaba manos para plantar, y perdía brazos para talar. Pronto, el pueblo se llenó de agradecidos “nocturnos” que se mezclaban sin miedo entre las antiguas familias, hasta el punto de hacerse indinstinguibles. Y tanta era su influencia, que el bosque comenzó a crecer. Día tras día, año tras año, de forma casi imperceptible, el bosque se hacía más y más grande, aumentando la superficie que protegía, hasta que finalmente las sucesivas generaciones de aquel pueblo pudieron vivir allá donde quisieron, en cualquier lugar de la comarca. Y jamás hubieran sabido que tiempo atrás, su origen estaba en un pequeño pueblo protegido por unos pocos árboles a punto de desaparecer.

Idea y enseñanza principal

Ambientación

Personajes

Una parábola de cómo hacer el bien y ayudar a los demás es una actitud que termina extendiéndoseUn poblado y un bosque junto al marLos habitantes de una aldea, sus enemigos, y un bosque

miércoles, 5 de octubre de 2011

El elefante fotógrafo

Cuento sobre la perseverancia
Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían cada vez que le oían decir aquello:


- Qué tontería - decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!


- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que fotografíar...


Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.


Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que paracecía una gran y ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a pensar en abandonar su sueño.. Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que no había nada que fotografiar en aquel lugar...


Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar de reir al verle, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoo.


Idea y enseñanza principal

Ambientación

Personajes

En la forma de superar las adversidades puede estar el origen del éxito de nuestro esfuerzoLa sabanaUn elefante

jueves, 29 de septiembre de 2011

Famina Famosina

Famina Famosina era un niña muy popular en su colegio. Era ingeniosa y divertida, y no se llevaba mal con nadie. No era casualidad que Famina fuera popular: desde pequeñita se esforzó en ser amable y saludar a todo el mundo, invitaba a toda la clase a su cumpleaños, y de vez en cuando llevaba regalos para todos. Era una niña muy ocupada, con tantos amigos, que casi no tenía tiempo más que para estar un ratito con cada uno, pero se sentía la niña más afortunada, sin ninguna duda era la niña con más amigos del cole y del barrio. Pero todo cambió el día que celebraron en el colegio el día del amigo. Aquel día estuvieron jugando sin parar, haciendo dibujos y regalos, y al final del día, cada uno hizo tres regalos a sus tres mejores amigos. Famina disfrutó eligiendo entre tantísimos amigos como tenía, pero cuando todos habían terminado y habían entregado sus regalos, ¡Famina era la única que no tenía ninguno!
Famina se llevó un disgusto terrible, y estuvo durante horas llorando sin parar "¿cómo era posible?", "¿tanto esfuerzo para tener tantos amigos, y resulta que nadie la consideraba la mejor amiga?".
 

Casi todos se acercaron un ratito a consolarla, pero se marchaban rápido, lo mismo que ella había hecho tantas veces. Y entonces comprendió que ella era buena amiga, compañera y conocida de mucha gente, pero no era amiga de verdad de nadie. Ella trataba de no contrariar a nadie, y hacer caso a todo el mundo, pero ahora descubría que eso no era suficiente para tener amigos de verdad. Así que cuando llegó a su casa hecha un mar de lágrimas, le preguntó a su madre dónde podía conseguir amigos de verdad.
 

- Famina, hija - respondió la madre - los amigos no son algo que se pueda comprar con una sonrisa o unas buenas palabras. Si quieres amigos y amigas de verdad, tendrás que dedicarles tiempo y cariño. Con un amigo de verdad tienes que estar siempre disponible, en las buenas y en las malas.



- Pero yo quiero ser amiga de todos, ¡tengo que repartir el tiempo entre todos!- protestó Famina.
-Hija, tú eres encantadora -respondió su madre- pero no se puede ser amigo íntimo de todo el mundo. No hay tiempo suficiente para estar siempre dispuesto para todos, así que tus amigos de verdad sólo pueder ser unos pocos. El resto serán buenos amigos y conocidos, pero no serán amigos de verdad
Y Famina se fue decidida a cambiar para tener amigos de verdad . Y cuando estaba en la cama viendo qué podía hacer para conseguirlo, pensó en su madre: siempre estaba dispuesta a ayudarla, aguantaba todos sus disgustos y problemas, siempre le perdonaba, y la quería muchísimo... ¡ eso era justo lo que hacen los amigos!. Y sonrió de oreja a oreja, pensando que ya tenía la mejor amiga que se podía desear.

Idea y enseñanza principal

Ambientación

Personajes

La amistad verdadera va mucho más allá de lo que es una amistad superficial o de llevarse bien con la genteUn colegioUna niña, su madre y los niños del colegio

El mejor robot

Cuento sobre la humildad y la integración

XT-27 no era un robot cualquiera. Como bien decía su placa, "XT-27, el mejor y más moderno robot, era el modelo de robot más moderno de su generación, un producto realmente difícil de mejorar, y se sentía realmente orgulloso de ello. Tanto, que cuando se cruzaba con otros robots por la calle, los miraba con cierto aire de superioridad, y sólo reaccionaba con alegría y entusiasmo cuando se encontraba con otro XT-27. "Todos los robots tendrían que ser como los XT-27", pensaba para sus adentros. Realmente, estaba convencido de que ningún nuevo robot podria superar los XT-27, y que el mundo sería mucho mejor si todos los robots fueran como ese modelo perfecto.


Un día, caminaba por la ciudad biónica cuando de pronto apareció, justo a unos milímetros de sus sensores ópticos piezoeléctricos, (que eran unos ojos normales, pero a XT-27 le gustaba usar palabras muy raras para todo), una gran puerta amarilla. No sabía de dónde habría salido, pero por suerte, era un XT-27, y su rapidez le permitió evitar el golpazo. Intrigado, decidió atravesar la puerta, y fue a parar a una ciudad espectacular. ¡Todos sus habitantes eran XT-27, y todo lo que se veía era alucinante! Entusiasmado por haber encontrado la ciudad perfecta para él, anduvo recorriendo aquel lugar, presumiendo de ser un XT-27 y parándose a hablar con todos de lo genial que era ser un robot tan avanzado, y finalmente se instaló en su burbuja hiperplástica recauchutada (una casa), a las afueras de la ciudad.


Los días fueron pasando, pero enseguida se dio cuenta de que en aquella ciudad había algo que no le gustaba. Como todos eran XT-27, realmente nadie tenía motivos para sentirse mejor ni más moderno que nadie, y de hecho nadie lo hacía. Ninguno miraba con aires de superioridad, y en el fondo, comprobó que con el paso del tiempo ni siquiera él mismo se sentía especial. Además, todo resultaba tremendamente aburrido: todos hacía todas las cosas igual de bien, era imposible destacar en nada; cuando se le ocurría algo que pensaba era brillante, a todos se les había ocurrido lo mismo al mismo tiempo.


Así que XT-27 empezó a echar de menos a todos aquellos robotitos variados de su mundo, cada uno con sus cosas buenas y malas, pero distintos y divertidos, y se dió cuenta de que hubiera preferido mil veces encontrarse con un torpe pero divertido TP-4, y charlar un rato con él, que volver a cruzarse con otro XT-27.


Así que comenzó a buscar la gran puerta amarilla. Tardó varios días, hasta que finalmente la encontró como la primera vez, justo en medio de una calle cualquiera. Apoyó la mano en la puerta, miró hacia atrás, como despidiéndose de aquel mundo que le había parecido perfecto, y con gran alegría empujó la
puerta..


Cuando despertó, XT-27 estaba en el suelo, y algunos le ayudaban a levantarse. No había ninguna puerta, sólo un enorme y brillante robot amarillo con el que XT-27 había chocado tan fuerte, que se le habían nublado los circuitos. XT-27, extrañado de no haber podido esquivar el golpe, miró detenidamente a aquel formidable robot. Nunca había visto uno igual, parecía perfecto en todo, más alto y más fuerte que ninguno, y en su placa se podía leer: XT-28, el mejor y más moderno robot.
Así que lo habían conseguido. Aunque parecía imposible, los XT-27 ya no eran los mejores robots. Sin embargo, nuestro amigo no se entristeció lo más mínimo, porque segundos antes, mientras soñaba con aquella ciudad perfecta, había aprendido que estaba encantado de ser diferente, y de que hubiera cientos de robots diferentes, cada uno con sus cosas mejores y peores.








   

Idea y enseñanza principal

Ambientación

Personajes

No podemos esperar ser los mejores en todo ni que los demás sean como nosotros. Cada uno aporta su parte gracias a sus diferenciasLa ciudad de los robotsUn robot
                                                 











 

martes, 27 de septiembre de 2011

El dragón nube

En las oscuras tierras de las brujas y los trolls, vivía hace mucho tiempo el dragón más terrible que nunca existió. Sus mágicos poderes le permitían ser como una nube, para moverse rápido como el viento, ser ligero como una pluma y tomar cualquier forma, desde una simple ovejita, a un feroz ogro. Y por ser un dragón nube, era el único capaz de lanzar por su boca no sólo llamaradas de fuego, sino brillantes rayos de tormenta.
 
El dragón nube atacaba aldeas y poblados sólo por placer, por el simple hecho de oír los gritos de la gente ante sus terribles apariciones. Pero únicamente encontraba verdadera diversión cada vez que los hombres enviaban a alguno de sus caballeros y héroes a tratar de acabar con él. Entonces se entretenía haciendo caer interminables lluvias sobre su armadura, o diminutos relámpagos que requemaban y ponían de punta todos los pelos del valiente caballero. Luego se transformaba en una densa niebla, y el caballero, sin poder ver nada a su alrededor, ni siquiera era consciente de que la nube en que estaba sumergido se elevaba y echaba a volar. Y tras jugar con él por los aires durante un buen rato, hasta que quedaba completamente mareado, el dragón volvía a su forma natural, dejando al pobre héroe flotando en el aire. Entonces no dejaba de reír y abrasarlo con sus llamaradas, mientras caía a gran velocidad hasta estamparse en la nieve de las frías montañas, donde dolorido, helado y chamuscado, el abandonado caballero debía buscar el largo camino de vuelta.

Sólo el joven Yela, el hijo pequeño del rey, famoso desde pequeño por sus constantes travesuras, sentía cierta simpatía por el dragón. Algo en su interior le decía que no podía haber nadie tan malo y que, al igual que le había pasado a él mismo de pequeño, el dragón podría aprender a comportarse correctamente. Así que cuando fue en su busca, lo hizo sin escudo ni armaduras, totalmente desarmado, dispuesto a averiguar qué era lo que llevaba al dragón a actuar de aquella manera.
El dragón, nada más ver venir al joven príncipe, comenzó su repertorio de trucos y torturas. Yela encontró sus trucos verdaderamente únicos, incluso divertidos, y se atrevió a disfrutar de aquellos momentos junto al dragón. Cuando por fin se estampó contra la nieve, se levantó chamuscado y dolorido, pero muy sonriente, y gritó: “ ¡Otra vez! ¡Yuppi!”.

El dragón nube se sorprendió, pero parecía que hubiera estado esperando aquello durante siglos, pues no dudó en repetir sus trucos, y hacer algunos más, para alegría del joven príncipe, quien disfrutó de cada juego del dragón. Éste se divertía tanto que comenzó a mostrar especial cuidado y delicadeza con su compañero de juegos, hasta tal punto, que cuando pararon para descansar un rato, ambos lo hicieron juntos y sonrientes, como dos buenos amigos.

Yela no sólo siguió dejando que el dragón jugara con él. El propio príncipe comenzó a hacer gracias, espectáculos y travesuras que hacían las delicias del dragón, y juntos idearon muchos nuevos trucos. Finalmente Yela llegó a conocer a la familia del dragón, sólo para darse cuenta de que, a pesar de tener cientos de años, no era más que un dragón chiquitito, un niño enorme con ganas de hacer travesuras y pasarlo bien.


Y así, pudo el príncipe regresar a su reino sobre una gran nube con forma de dragón, ante la alegría y admiración de todos. Y con la ayuda de niños, cómicos, actores y bufones, pudieron alegrar tanto la vida del pequeño dragón, que nunca más necesitó hacer daño a nadie para divertirse. Y como pago por sus diversiones, regalaba su lluvia, su sombra y sus rayos a cuantos los necesitaban.

Idea y enseñanza principal

 

 

Todos tenemos motivos para comportarnos como lo hacemos. Es mejor ser comprensivos y tratar de sacar lo bueno que tenemos todos, que hacer juicios y condenas.

Ambientación

Un reino de dragones

Personajes

Un dragón y un príncipe

martes, 20 de septiembre de 2011

Enfadator, el terminador de discusiones

Enfadator era el nombre del proyecto secreto destinado a crear la máquina de discusión perfecta, un robot capaz de vencer cualquier disputa. En su desarrollo se habían utilizado las más modernas tecnologías, y poseía un sistema único que le permitía aprender de situaciones anteriores, y de todos los enfados que presenciaba.
Desgraciadamente, Enfadator se perdió y durante años estuvo desaparecido sin que nadie supiera nada de él, hasta que fue encontrado por casualidad.

Intrigados por cómo se habrían desarrollado las habilidades de discusión de Enfadator durante ese tiempo, los responsables del proyecto prepararon una dura prueba para el robot. Disfrazado como un maleante, lo llevaron a una oscura taberna, de esas llenas de delincuentes en las que cada noche se suceden numerosas broncas y peleas. Y ocultos en una esquina, esperaron a ver sus reacciones.
No tardó en aparecer un grandullón de aspecto fierísimo con ganas de pelea, que sin venir a cuento empujó a Enfadator con malos modos.

¡Qué emocionante! Desde su esquina esperaban ver cómo el robot hacía picadillo a aquel bruto, pero no ocurrió nada de eso. Es más, no ocurrió nada, y el bruto comenzó a enfurecerse y a gritar cada vez más. Enfadator seguía quieto, completamente parado, y sus inventores pensaron que estaba definitivamente averiado.

Pero entonces, cuando más furioso parecía aquel tipo enorme, Enfadator comenzó a moverse. Se estiró cuanto pudo, haciéndose más grande, extendió dos enormes brazos y levantó la cabeza para mirar al provocador. Sus ojos no eran como el fuego, ni como rayos láser, ni siquiera tenía la mirada del tigre. Al contrario, Enfadator parecía... ¡un angelito feliz! y era la viva imagen de la dulzura, el cariño y la comprensión. Y antes de que el bruto pudiera darse cuenta, estaba dándole un gran abrazo a aquel tipo con ganas de pelea, mientras le decía: “tú lo que necesitas es un buen amigo y un poco de cariño, ¿verdad?”

Y probablemente fuera verdad, porque una vez recuperado de la sorpresa inicial, el grandullón se mostró mucho más amigable, y estuvo charlando amistosamente con Enfadator durante un buen rato.
Y así descubrieron cómo resolvía el temible “Enfadator” todas las discusiones, pues de sus viajes por el mundo había aprendido que cuanto más enfadada está una persona, mejor le sienta un poco de cariño.

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Idea y enseñanza principal

 

Ante las personas furiosas es mejor reaccionar con cariño y comprensión, sin tratar de responder a provocaciones producto de la ira del momento

Ambientación

Una taberna



Personajes

Un robot y un matón